Exposiciones

JOANA VASCONCELOS Y SU DIVERTIDO ESPEJO DE LA REALIDAD

Vuelve el curso y con ello novedades en Museos y Arte. Ya que, tras la visita que pude realizar al Museo Guggenheim de Bilbao, tengo la posibilidad de contaros mi experiencia allí. Pero, al haber tanto sobre lo que hablar, voy a dividir la entrada en dos, en la primera os hablaré sobre el mágico mundo de Joana Vasconcelos: Soy tu espejo. Visitable hasta el 11 de noviembre, cuenta con una treintena de obras de la artista, realizadas desde 1997 hasta la actualidad. Así que sin nada más que decir, comencemos.

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Antes de empezar a analizar las diferentes piezas, me gustaría hacer una pequeña biografía de Joana a modo de introducción. Portuguesa, pese a haber nacido en París en 1971, saltó a la fama gracias a la Bienal celebrada en Venecia en 2005. Y terminó explotando mediante la gran exhibición en el Palacio de Versalles de 2012. Hoy en día es la creadora lusa más importante y una de las más conocidas en el panorama internacional. Su estilo está basado en el uso de objetos del día a día para crear figuras, siempre con un trasfondo crítico. Suele tratar temas sociales como: la igualdad de género, inmigración y demás. Además, algo que personalmente me fascina de Vasconcelos, es la capacidad de hacerte reflexionar con imágenes que en un principio pueden parecer cómicas. Así como el ambiente que logra a través de la iluminación, música o movimiento.

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Habiendo introducido ya a la protagonista de todo esto, creo que podemos pasar al análisis de sus creaciones. En el hall los brazos coloridos y llamativos de una gigantesca valquiria de inspiración escandinava se enredan entre escaleras, ascensores y turistas. Es nada más y nada menos que Egeria, concebida para este edificio en concreto.

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Nada más pasar por la entrada de la muestra, en una habitación en penumbras me recibe un impresionante corazón de plástico translúcido rojo, Corazón Independiente Rojo. El nombre es irónico de por sí, porque la escultura sí que esta pendiendo de una cadena.  La situación me llega a emocionar: el pausado giro que mantiene constantemente, las sombras reflejadas en el suelo, la tenue iluminación y, para rematar la faena, tres sobrecogedores fados sonando sucesivamente. Simplemente brutal.

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En las salas contiguas encuentro el trío de versiones de A todo vapor, esculturas formadas por planchas Bosch en tres tonalidades típicamente portuguesas: rojo, amarillo y verde. Estas escenifican a su vez una especie de coreografía llena de pitidos, chorros de vapor y más sonidos habituales en nuestros hogares. Asimismo topo con los graciosos muebles «medicinales»: Sofá Aspirina y Cama Valium. Ambos son la sucesión de centenares de pastilleros a modo de tela, sensación, en mi opinión, muy lograda. Debido a que yo mismo al observarlos desde la distancia no pude distinguir que fueran medicamentos.

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Avanzo y encuentro la máscara que da nombre a I’ll Be Your Mirror, que surge de la canción del grupo neoyorquino The Velvet Underground. Todos los espejos te devuelven tu propio reflejo y el de tu alrededor creando una angustiosa ilusión. A su lado, la brillantez de Joana vuelve a jugar con mi mente. Lo que parecía una lámpara de araña de bastante buen gusto se acaba convirtiendo en cientos de tampones atados entre sí. La Novia, así se llama, reivindica una vez más entorno al mundo femenino y su sexualidad. Unos pasos más allá, los conocidos tacones hechos de numerosas cacerolas que toman el nombre de Marilyn. Una contraposición feminista entre la elegancia y distinción del zapato con la perspectiva de la imagen de la mujer como ama de casa.

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Dejando atrás Finisterre, Lilicoptère y otras invencionas de la autora llego hasta un extraño y chistoso tiovivo: Punto de encuentro. En las diferentes sillas veo sentados dando vueltas a otros visitantes, así que tomo asiento. Me resulta interesante el hecho de que se mueve por medio de nuestro propio empuje, una mínima cooperación para poder disfrutar del aparato. Algo que debería ser uno de nuestros objetivos para hacer funcionar mejor el mundo. Mientras doy vueltas (y empujo de vez en cuando) puedo contemplar animales bordados que se suben por las paredes: un caballo, un toro, serpientes, cangrejos o una araña. Todos ellos con apelativos humorísticos: la culebra lleva el título de La Católica, el astado es Quijote… 

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Finalmente, me despide otra genialidad, Call Center, 168 telefónos fijos de color negro conformando una pistola. La sensación es un tanto perturbadora, ya sea por el arma a gran escala o por los constantes rinrineos. Se intenta representar la malicia de esos call centers, en los que son espiadas y manipuladas comunicaciones. Atravieso la salida y doy un paseo por las famosísimas esculturas de Richard Serra, parte vital de la exposición permanente de la galería, antes de encaminarme hacia la siguiente parada que comentaré en la próxima noticia: Arte y China después de 1989: El teatro del mundo. 

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Resumiendo Joana Vasconcelos: Soy Tu Espejo, debo decir que es una de las visitas culturales que más me han gustado y entretenido de todas las que he hecho. Esto yo creo que se debe a que Vasconcelos consigue que cualquier persona (amante o no del arte), pase un buen rato, incluso llegándose a escapar una sonrisilla delante de alguna representación. Sin duda recomiendo pasarse por el Museo Guggenheim de Bilbao para ¡disfrutar del arte!

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