Donostia recibe a los Dioses

El museo donostiarra de San Telmo acoge, hasta el 28 de octubre, la exposición “Arte y Mito. Dioses del Prado”. Un conjunto de 50 piezas de diferentes épocas (I a.C-XVIII) procedentes en su totalidad del Museo Nacional Del Prado. Es fruto de la colaboración entre ambas colecciones y la esponsorización de La Caixa Bank. Además, pretende ser, en palabras de Ignasi Miró (Director de Cultura de La Caixa): “una reconexión entre los mitos y la actualidad”.

Antes de comenzar con el análisis de las obras, me gustaría reflexionar un poco sobre el tema: Mitos. En la inauguración, el comisario Fernando Pérez-Suescun, hablaba siempre de ir bajando del cielo a la tierra. Esto me llamó la atención y me puse a pensar: ¿Por qué la mitología siempre ha tenido un papel principal en nuestra sociedad? Y la mejor respuesta, yo creo que es el arte, ya que siempre ha sido su medio de expansión. Ya sea mediante: música (los juglares en la Edad Media), arquitectura (templos de la Antigua Grecia), pintura (numerosos son los cuadros con temática mitológica)… Dicho esto iniciemos este recorrido mítico.

Al comienzo, una busto clásico de mármol representa a Homero, nuestro guía dentro de los 8 temas que se desarrollan en la muestra. “Los dioses del Olimpo” nos presenta a sus habitantes esculpidos en mármol y bronce. Detrás de las esculturas se proyecta una coreografía que refleja los rasgos más característicos de cada uno. Personalmente me pareció algo interesantísimo, porque los movimientos de los bailarines los describen magníficamente. Unos pasos más adelante nos encontramos con una de las imágenes de mayor importancia en la exhibición, una Cabeza del Dios Baco. Pintada por José de Ribera, formaba parte de un cuadro mucho más grande del que tan solo conservamos tres partes. La técnica es impresionante y el rostro barbudo está representado a la perfección. También podemos observar una bella Diana Cazadora, que pese a ser del taller de Rubens, poco tiene que envidiar al Vulcano y el fuego de su maestro.

 

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Los “Espíritus libres” nos reciben extasiados. Faunos que corretean acompañados de musas o ninfas como en  Éxtasis dionisiaco de los años 40-50 a.C, el más antiguo de los presentes. Aparte de  La Ofrenda a Baco de Houasse o un Fauno de mano anónima.

 

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Avanzamos hasta “Amor, deseo y pasión”. Alrededor de un Eros dormido, cuya inocencia está perfectamente reflejada en su postura y la pulcredad del mármol, se congregan historias de amor y pasión. Estas son: Baco y Ariadna por Erasmus Quellinus, Mercurio y Herse de Martínez del Mazo o Narciso de Jan Cossiers. Este último nos introduce en “Faltas y castigos”, una advertencia a la ciudadanía en caso de cometer algún delito.

 

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Destaca un enorme Ticio en un clarísimo tenebrismo de José de Ribera. Este estilo es, en mi opinión, una buena opción para explicar estos castigos. La oscuridad extrema no trae buenos pensamientos, tampoco la forzada posición del personaje. A su lado cuelgan una muy barroca representación de La Caída de Faetón y una medalla de Leone Leoni, Júpiter fulminando a los gigantes.

 

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El siguiente tema nos habla sobre “Metamorfosis divinas y humanas”. Entre las que destaca la imagen del cartel y de los folletos de “Arte y Mito”, Apolo y Dafne de la mano de Theodoor van Thulden. Ambas figuras corren y es posible descubrir el intento de escabullirse de Dafne. Así como el detalle del dedo índice derecho de Apolo tocando ligeramente su espalda o las ramas que comienzan a salirle a ella en sus extremidades hasta convertirse en árbol.

Un pasillo ligeramente descendente entre sala y sala sirve de excusa ideal para esa bajada desde el Olimpo hacia la tierra. Y en este siguiente escalón los “Héroes” son protagonistas. Hércules y Cancerbero pintado por Zurbarán nos enseña uña diagonal barroca muy marcada en la pierna de Hércules. Asimismo la estatua  de Medusa es de altísima calidad y gran expresión facial.

 

Finalmente, uno de los acontecimientos más conocidos del mundo clásico nos despide, “La Guerra de Troya”. Siendo la última de las figuras El incendio de Troya de Francisco Collantes. Un ambiente tétrico inunda sus calles, pero hay un halo de esperanza. Debido a que en la parte inferior derecha Eneas y algunos de su círculo íntimo logran escapar. Según se dice, serán sus descendientes quienes funden Roma.

En resumen, me parece una oportunidad espléndida de disfrutar no solo del arte, sino de las miles de historias que encierra. Tanto por la calidad de los artistas presentes como por la puesta en escena.